viernes, 5 de septiembre de 2014

Y con la familia ¿qué hago?

Debemos partir y tener muy claro que los dos peldaños donde se asienta la educación y enseñanza del alumnado es la familia y el centro educativo. Es por ello que, ambas partes, deben tener un objetivo común a la hora de trabajar con ellos/as y especialmente en los casos de niños/as que presentan algún "problema", en nuestro caso el TDHA.

Asentada esta necesidad, decir que el diálogo debe ser constante entre ambas partes, suena a perogrullada.

Este contacto debe mantenerse a lo largo de todo el curso, no sólo al principio o cuando se detecten conductas excesivamente destacables tanto en casa como en la escuela.

Sólo un continuo intercambio de comunicación puede resultar beneficioso para el trabajo de la familia y del centro con el alumno/a, pero sobre todo, es fundamental para el niño/a.

La comunicación entre tutor/a y familia estará refrendada y consensuada por todos los docentes que trabajan con el niño, así como por el equipo de orientación del centro, que  recogerá las medidas a seguir por TODOS.

Esas medidas serán pautas comunes a trabajar, tanto en el ambiente escolar como en el familiar, y de su evolución tendrán un seguimiento constante ambas partes, a través de la agenda escolar (a cuyo uso habrá que enseñarle).

Entre las medidas generales destacamos:

- Mantener una actitud positiva y paciente.
- Concretar objetivos reales a conseguir a corto plazo.
- Buscar soluciones comunes.
- Establecer un plan de rutinas.
- Marcar normas de convivencia.
- Orientar su energía en actividades que le gusten.
- Reforzar de forma positiva cualquier logro conseguido por mínimo que sea.

Desde el centro escolar, además, se mantendrá informada a la familia con tiempo suficiente de:

- Plazos para la entrega de trabajos, lecturas, actividades,...
- Fechas y contenidos de los exámenes.

Posiblemente, el tutor/a sea el encargado de informar, concienciar y tranquilizar a la familia.

Ante todo, a la familia hay que hacerle hincapié de que se trata de un trastorno, no una cuestión esporádica de forma de actuar de su hijo/a, y que como tal tiene que ser tratado por especialistas.

La familia hará partícipe al pediatra que tendrá conocimiento y derivará a los técnicos que estudiarán al niño/a en particular, a la familia y requerirán la información necesaria al centro escolar.

Debemos preparar a la familia de la posibilidad de que se estime oportuno medicación, haciéndoles ver que no es más que el tratamiento físico necesario, como el que tomamos para cualquier otro tipo de malestar.

Por último añadir que, será conveniente recomendar a los padres la posibilidad de contactar con asociaciones y/u organizaciones que pueden ofrecerles orientación, formación y ayuda más especializada.

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